Cada alejamiento parece pretender una búsqueda
Guillermo Mena
Daniela Arnaudo - Daniela Andrereggen - Maria Blanco – 30 de julio al 17 de septiembre
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Una pena observada es el registro desesperado y metódico de los signos que deja el desprendimiento en el aire, en el cuerpo y en el razonamiento.
Liliana Viola acerca de Una pena en observación, de C. S. Lewis
El textil es una práctica que tiene resonancia en el modus operandi del pensamiento en acto. Pero su cualidad más pregnante es que está asociado íntimamente a los gérmenes del lenguaje; concebido éste más allá del ímpetu comunicacional y más bien como una maraña de enlaces y derrames temporales.
En efecto, el textil constituye un lenguaje del cruce, que en la densidad de cada instancia de la construcción se inscribe en el horizonte de las pulsiones del dibujo, de las escrituras ovoides, en su sentido más amplio de la repetición y del flujo del tiempo.
Esta exposición reúne a tres artistas de distintas generaciones que abordan a este lenguaje como una forma de segregación con respecto a las tendencias de des-territorialización y borramiento. En este plano y contradictoriamente, bordar se vuelve un acto marginal en el mismo momento en que implica una fuga hacia cierta centralidad, que es la que hace posible hoy el arte contemporáneo.
Arqueologías del duelo presenta, asimismo, tres modos de poner en escena a la figura del duelo, vinculado con la necesidad de luchar contra el exterminio de lo pretérito, con los ecos que irradia la figura de la pérdida. Son, cada una de estas piezas, estudios sobre la posibilidad de ritualizar la existencia pero también la ausencia a través de las imágenes, que al día de hoy son las únicas entidades que no caducan.
Daniela Arnaudo borda como si estuviera escribiendo una carta infinita, siendo la escritura un modo para retornar y a la vez para contar todo lo que aún puede permanecer privado del gran afuera.
Andereggen transita al textil como una gran urdimbre de lecturas pop y, en cierta medida neobarrocas y por ende escenográficas, recalando en la idea del amor, en su deformidad, en su complejidad y en su actual proyección queer cada vez más universalizada.
María Blanco produce con objetivos claros: relatar hechos sociales e historiográficos a los que interpreta y registra como capas superpuestas de una memoria que se ramifica en la extensión y en las torsiones que presenta cada pieza.
En los trabajos de las tres artistas el duelo opera como un sistema de conocimiento antes que como una metáfora de la pérdida, y el textil como una expresión orgánica cuya espacialidad, materialidad noble e iconicidad es entendida por su propia genealogía. Ésta pende tanto de los actuales procesos de subjetivación radicalizada como del impacto continuo e irreverente de la ancestralidad, figurada en los mantos sagrados y profanos que señalan paradójicamente la mutación perpetua de los tejidos culturales.
Nancy Rojas
Guillermo Mena
Ana Benedetti
Carla Colombo
Luciano León Liguori
Daiana Martinello
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