Tectónica de la pintura

Luciano León Liguori – 10 de mayo al 22 de junio del 2019

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Viajes para entender la naturaleza de la existencia.

Viajes para contemplar el equilibrio que subyace a todo ciclo,

A toda aparición tras una desaparición;

A toda mutación,

Movimiento.

 

El ciclo como la posibilidad de toda arqueología de la vida.

La admiración y el respeto en lugar de la nostalgia.

La aceptación de lo inevitable,

La belleza como respuesta involuntaria ante el reconocimiento de un orden superior.

 

Sin el fin como condición del existente, no habría lugar para todo aquello cuanto hay.

Sin la fugacidad,

Sin la mortalidad,

No habría huellas, historias o secretos.

 

Las huellas dan comienzo a historias sólo posibles en su tránsito.

Cada tránsito es una vida, una aparición;

Más que propiedades inherentes a las cosas,

Aconteceres de la percepción.

 

Perenne es sólo el tiempo hasta que no quede existente que dé testimonio de su paso.

Pasos son síntomas del correr del tiempo,

De instantes.

 

La memoria de la naturaleza son huellas, vacíos, rincones, estruendos y silencios.

La memoria de la naturaleza son pasos que dejan entrever tiempos más largos que la vida.

Nuestra vida.

 

Y así,

En atmósfera de entropía estetizada,

Obra que es bioma;

Modelo estético de sensación y conciencia.

En este clima de entrever,

La belleza de la pintura se transfigura en la belleza de contemplar éstas nociones,

La tectónica de la pintura en el templo donde se advierte la forma de la existencia.

 

Lole Remón


fecha de la nota: 9 de mayo de 2019
medio: Diario La Opinión

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2019

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